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Dicen que el dinero no da la felicidad. Si esto es verdad o no, lo dejamos a tu juicio, pero lo que es seguro es que a nadie le amarga recibir un dinerillo extra por los beneficios de su empresa. Así es, hablamos del reparto de dividendos. Ese feliz momento en el que recoges los frutos de tu inversión. Sigue leyendo que te interesa saber todo sobre cómo se reparten los dividendos entre los socios de tu empresa.
Los dividendos son el reparto de los beneficios que genera la empresa cada año entre sus socios. Es el momento en el que reciben la recompensa por haber hecho una inversión en una empresa rentable.
Cualquier empresa puede repartir dividendos, independientemente de su tamaño o forma jurídica, aunque, como norma general, tendrán que cumplir dos requisitos:
Pero no tan rápido. Además de estos requisitos fundamentales, la empresa también debe cumplir con otras cuestiones legales.
Para que se pueda hacer el reparto de dividendos la empresa tiene que sumar a los anteriores otros requisitos:
Por ejemplo:
Imagina que tu empresa tiene un capital social de 100.000€ y la reserva legal al 12%, es decir, hay ahí 12.000€. Si tu empresa tiene un beneficio de 30.000€, estos 30.000€ no pueden repartirse por completo como dividendos. Hay que destinar 8.000€ a la reserva legal para que alcance el 20% del capital social y así poder repartir dividendos.
Estos son los requisitos que se deben cumplir siempre, pero la lista no acaba aquí. Hay algunas situaciones que no se dan en todas las empresas, pero que también hay que tener en cuenta:
Ahora que ya hemos refrescado qué son los dividendos, veamos las diferentes maneras en las que puedes recibir las ganancias de tu inversión:
Son los dividendos que se reparten en dinero. Es la forma más popular de recibir las ganancias de la empresa.
Se da cuando el reparto de los beneficios se realiza en acciones de la empresa, no con dinero.
Los accionistas tienen flexibilidad para elegir cómo quieren recibir el dividendo. Pueden ser con dinero, con acciones nuevas o con la venta de derechos.
Son ganancias que se reparten en función de los beneficios obtenidos por la empresa. Cuando se han repartido los dividendos a los que tienen derecho los accionistas, es posible repartir dividendos complementarios si se llega a un acuerdo.
Existen diferentes formas de distribuir los beneficios dependiendo de la asiduidad con la que se haga:
Es la parte de los beneficios que se reparte periódicamente y proviene de lo generado por la empresa durante el año fiscal. Por lo general se hace un reparto al año.
Los dividendos extraordinarios no están relacionados con los beneficios obtenidos del funcionamiento normal de la empresa. Se dan, por ejemplo, en caso de venta de una parte de la compañía.
Son beneficios que la empresa acuerda entregar antes de terminar el ejercicio como anticipo de los buenos resultados. Es la dirección de la empresa quien realiza la propuesta pero debe ser aprobada en Junta General.
Antes de hacer el reparto de dividendos hay que tener en cuenta dos fechas importantes que dependen de cada empresa:
Bien, vamos al grano. El primer paso para poder pagar dividendos si tienes una empresa es que lo apruebe el Consejo de Administración o el socio administrador de la sociedad. Una vez hecho esto, les toca aprobarlo al resto de accionistas en Junta General. Si ninguno se opone, entonces empieza la fiesta.
Una vez llegado el día de pago acordado, las ganancias de la empresa se reparten de forma proporcional, respetando los porcentajes de participación de los socios. En otras palabras, si has invertido más dinero en la empresa, obtendrás más beneficios, a menos que en los estatutos se haya acordado otra cosa.
Pero tranquilo, esto no es la jungla. Hay unos dividendos mínimos establecidos a los que todos los accionistas tienen derecho, y que se priorizan en el momento de pago junto con la remuneración de los administradores.
Esto significa que primero se pagará a cada socio el mínimo de dinero que se haya establecido que deben recibir, sin importar si has invertido más o menos que otro accionista. Lo mismo sucede con los socios administradores. Si se ha establecido en los estatutos de la empresa que las funciones de dirección son retribuidas, este pago tendrá prioridad sobre el resto de los dividendos.
Una vez aprobado el reparto de dividendos y pagado las cantidades prioritarias, ya se puede proceder al reparto de los beneficios restantes, ahora sí, atendiendo a los porcentajes de participación.
El dinero acordado para repartir se divide entre el total de acciones de la empresa, obteniéndose así el reparto que corresponde por cada acción. Recibirás la cantidad resultante del número de acciones que tengas multiplicado por el valor de cada una.
Por ejemplo:
Si tienes 10 acciones valoradas en 100€ y se ha acordado que por cada acción, el dividendo es del 0.20%, recibirás 20€ (100 x 0.02 x 10 = 20)
Pongamos un ejemplo más real para que no te quedes con ninguna duda. Bien, ¿cómo podrías repartir los beneficios de tu empresa?
Imagina que formas parte de una empresa de 5 socios. La sociedad tiene un capital social de 250.000€, dividido en 2.500 participaciones de 100€ cada una.
Tu empresa ha obtenido unos beneficios de 180.000€, de los cuales se aprueban repartir 120.000€ entre los socios y dejar 60.000€ para reservas de la empresa.
Vamos a lo que te interesa, ¿cómo se calculan los dividendos?
Para empezar dividimos el total de dinero acordado en repartir (120.000€) entre el total de participaciones (2.500).
→ 120.000€ / 2.500 acciones = 48€ por acción.
Con esto acabamos de calcular lo que se conoce como dividendo por acción. En este caso cada acción genera un dividendo de 48€.
Para no complicarlo mucho, supongamos que las acciones están divididas a partes iguales entre los socios. Básicamente que cada uno posee el 20% de la empresa o lo que en este ejemplo son 500 participaciones. ¿Cuántos beneficios obtendría cada accionista?
→ 500 acciones x 48€ por acción = 24.000€
A los dividendos se le aplica una retención del IRPF que tributa en la base del ahorro, con porcentajes del 19% hasta el 28%.
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